7 de cada 10 personas tienen miedo a hablar en público. La estadística es abrumadora. Es cierto que hay distintos grados en que se experimenta el miedo, pero aun así, el temor a hablar en público es algo muy común que probablemente todos hemos sentido alguna vez.

¿Por qué sentimos este miedo? Hay múltiples factores que dependen de la situación, la edad y las circunstancias específicas de la vida. Hoy, sin embargo, me quiero detener en algo que he visto durante mis más de 12 años como terapeuta de hipnosis: el miedo al juicio de los otros.

Muchas personas que vinieron a mi consulta sentían que hablar en público las dejaba en una posición de vulnerabilidad, pues las exponía a la mirada evaluadora de quien escucha. Es decir, era como si se parasen frente a los otros para que los demás los juzgaran a sus anchas y los criticaran, en voz alta o en silencio. Era el miedo de que los demás viesen los defectos y aquello que no me agrada de mí mismo(a).

Desde la visión anterior, resulta lógico y hasta natural tener miedo a hablar en público. Para superarlo, una de mis líneas de acción como terapeuta, es ayudar a mis clientes a desarrollar una nueva mirada acerca de lo que significa esta actividad, es decir, a darle un nuevo sentido para que deje de sentirse como una amenaza. Es importante darse cuenta de que hablar en público no se trata en realidad de “mí”, sino que se trata del “otro”.

Ya sea estemos dando una presentación en el trabajo o una opinión en una reunión, el hecho de que tomemos la palabra implica que tenemos algo valioso que decir y que eso va a ayudar a la persona que nos escucha. Esta ayuda puede ir desde algo tan sencillo como dar una nueva información, a algo tan complejo como movilizar una nación entera. Ya lo sabía Winston Churchill, uno de los más destacados oradores de la historia, que logró infundir ánimos a Inglaterra y llevarla a la victoria durante la Segunda Guerra Mundial. Quién hubiera creído que Churchill también tuvo miedo a hablar en público durante años. Finalmente, al superarlo y alzar su voz ayudó a millones de personas.

Hablar en público no es una posición de vulnerabilidad; es una posición de poder. Atrévete a usarlo.